Formadores


Este fin de semana me lo he tomado a modo de reflexión monográfica. El tema a tratar, la formación del entrenador y sobre todo la formación del jugador en la iniciación al baloncesto.

Después de observar a adultos, y permítase esta denominación porque ni los considero entrenadores ni muchísimo menos formadores; que "azuzaban" a los niños contra el equipo con camiseta de otro color, que no permitían que el equipo con el que jugaban tocase un sólo balón y que por supuesto llevaban el tanteo a modo de medallas que le colgaban en la pechera. Me he planteado el por qué de estas situaciones.

Mi amigo Miguel A. Ramallo, psicólogo y deportista desde muy joven; me invitaba a reflexionar sobre la cualificación de los adultos que estaban al cargo de esos niños, máxime cuando muchos de ellos ni cumplen la mayoría de edad. Obviamente en los niveles en que nos movemos no hay profesionales, por lo que nos podemos encontrar desde licenciados en económicas hasta malos estudiantes de ESO. Es por ello que la federación andaluza ofrece unos excelentes cursos de formación que si bien para algunos son un mero trámite, te ofrecen una base teórica para saber llevar adelante a un grupo de niños que no alcanzan los 10 años y que se inician no en el baloncesto, sino en el mundo del deporte. Cierto es que "cada maestrillo tiene su librillo", pero para poder ser maestrillo y aplicar tu filosofía, tienes que pasar por la escuela y obviamente muchos no lo hacen.

También me hizo hincapié sobre los egos personales. Cada individuo cumple varios roles en su vida; padre, hijo, trabajador, amigo, cliente... Muchos obtienen del baloncesto lo que mi amigo Pepe Siles diría como la gorra que ellos quieren. Tal y como dice el refranero popular "dale a un tonto una gorra y se creerá general". Este puede otros de los factores de aquellos para los que "ganar" un partido a niños de 8 años sea lo más grande. Quizás debieran saber que esa gorra no sirve para eso.

He intentado darle un punto de vista más cercano al baloncesto hablándolo con entrenadores en activo. Y la verdad es que coincidían con mi amigo Miguel. La falta de formación, la ausencia de conocimientos, no entender la iniciación deportiva, clubes que quieren resarcirse de fracasos deportivos, etc.

Me voy a quedar con para finalizar con el denominado decálogo de los derechos del niño a los que añado pequeñas observaciones, que va por aquellos que sufren una mala formación por culpa de sus adultos o que sufren por jugar con equipos con malos dirigentes. Va por ustedes.

Derecho a practicar el deporte sin ninguna diferencia. Este año he recibido un niño que fue expulsado de la escuela de fútbol por ser "malo". Les agradezco enormemente el favor que me han hecho por conocer a un niño excepcional y a él, por encontrar un deporte que le apasiona y un educador que lo estima por ser como es.

Derecho a entretenerse y a jugar. Si acaba el partido y no he tocado el balón, si el árbitro pita el final y mi equipo no ha tirado a canasta, si me da miedo jugar porque no me dejas... Estas atacando los derechos que tengo como niño.

Derecho a aprovechar un ambiente sano. Mi padre debe aplaudir cuando el equipo que me permite jugar un partido mete una canasta, porque es un niño como yo. El árbitro está allí para enseñarme a jugar, y no debes insultarle. Los niños del equipo con la camiseta de otro color son amigos míos, están en mi cole y juego en el recreo con ellos; no me digas que son malos o hay que machacarlos.

Derecho a ser tratado con dignidad. Todos somos niños y no merecemos ni el desprecio de nadie ni que juegues con mis ilusiones.
Derecho a ser rodeado y entrenado por personas competentes. No puede formarme cualquiera. Si no sabes mejor ayuda buscando a gente que sí sepa. Quiero buenos maestros y no gente que lo haga por sí mismo. Necesito alguien que sepa "entrenar" niños. No vale cualquiera.

Derecho a hacer entrenamientos según los ritmos individuales. Individualiza el aprendizaje y no dejes que ese "gordito" torpe cada vez lo seas más. Ayúdale a que las diferencias cada vez se acorten, no te olvides nunca de él, al contrario.

Derecho a competir con jóvenes que tienen las mismas posibilidades de éxito. No te montes tu propia liga para ganar. No juegues con niños más grandes. No juegues con ventaja. Eso redunda negativamente en todos.
Derecho a practicar el deporte dentro de la máxima seguridad. No juegues ni con mi salud ni con mi vida. Cualquier sitio no es bueno para practicar deporte.

Derecho a tener adecuadas pausas para descansar. No me hagas jugar más que a nadie, necesito descansar y ver a mis amigos disfrutando porque ellos también juegan.

Derecho a no ser campeón pero también derecho a serlo. No por ganar soy mejor. No por no dejarme ganar tú eres mejor.