La clarificación de términos resulta fundamental en cualquier ciencia, y sin duda, aún toma más valor en el de las ciencias sociales. No son pocas las ocasiones en las que nos obligan a "echarnos" las manos a la cabeza al oír, que no escuchar, a determinados responsables de equipos de formación al explicar su "filosofía" de trabajo.
Sin ánimo de ser exahustivo, ni con la intención de poner la pica en Flandes; vamos a analizar un concepto muy maltratado en la formación del jugador, el éxito. Para algunos, la mayoría; es el resultado que el marcador fija al final de un partido, sobre el cual, incluso animado por el tanteo, es capaz de realizar un análisis posterior basado en creencias, falacias, ignorancia y dignificando el valor de la estrategia en situaciones especiales que otorgan +x puntos. Otros, los que no disponen del talento para luchar por su "exito" particular, valoran las "ganas" y el esfuerzo subjetivamente percibido. Nada más lejos de la verdad.
La competición debe ser una actividad estimulante para el jugador, debe ser una experiencia que posibilite su comprobación de las capacidades desarrolladas, un registro que permita aún a pesar de su subjetividad, activar el diagnóstico de su evolución como jugador.
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Los requisitos didácticos para el crecimiento del jugador surge de un modelo metodológico bien planificado y, construir tareas de aprendizaje que permitan el éxito, pero ojo, con los requisitos anteriormente citados:
- Evidente para el jugador. Lo cual requiere que sea conocedor del objetivo a alcanzar con la tarea propuesta. Ejemplo: "Vamos a hacer un 2c2 diagonal"... ¡GENIAL! pero, ¿cuál es el objetivo que deben conocer los jugadores? ¿todos los jugadores obtienen el éxito con las mismas premisas? ¿café para todos?
- Reconocido. El feedback es la mejor y mayor herramienta que tenemos los entrenadores para la direccionar el aprendizaje. Ejemplo: ¡¡Bien!!, gran canasta. ?¿?¿??¿? ¿Por qué?. Identificar los puntos clave de cada conducta positiva a elogiar para cada jugador, resulta clave para su adecuada progresión.
- Comprobado. El aprendizaje supone un cambio de conducta estable en el tiempo, para lo cual, se debe interiorizar y asimilar como adecuada.
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El éxito tiene un inmunerable número de variables; quedémosnos con las básicas, las que tienen presente las características generales del niño, sus preferencias y sus necesidades individuales. Una correcta ejecución con 10 años no es la misma que con 17 años, ni la maduración, ni la velocidad ni economía de movimientos es igual, por lo cual no es ajustable una misma "tabla de evaluación" para todos. En consecuencia, las capacidades generales del jugador, respecto a su grupo-edad y en relación con sus características individuales, fijan los principios para la determinación de qué es éxito para cada uno de los jugadores.