Este debate está permanentemente abierto en la actualidad. Os dejo algunas de las principales referencias que David Susanj y Stewart Craig encuentran tanto a favor como en contra de esta delicada dicotomía.
Argumentos para la Especialización
Muchos creen que para merecer becas deportivas y obtener lugares en los programas deportivos, los deportistas deben pasar un tiempo significativo fuera de la temporada regular trabajando en las destrezas específicas de su deporte (Hash, 2000; Hill, 1987; Hill & Hansen, 1988). La creencia de la mayoría de los entrenadores y padres es que “si todos los otros deportistas están haciéndolo y tu no, en su momento, no tendrás la capacidad para competir” (Matheson, 1990).
La especialización parece ser particularmente común en las grandes universidades en donde los entrenadores tienen un conjunto substancial de deportistas para elegir a los mejores (Gillis 1993). A lo largo del año hay una tendencia a que halla un gran número de deportistas en los deportes olímpicos tales como la gimnasia, el patinaje artístico, y la natación, donde, como hallara Gillis, donde la competición universitaria es limitada.
Hill (1987) reportó que en relación a las becas universitarias, los entrenadores de la División I de baloncesto de la NCAA creen que el método más importante para identificar posibles talentos es a través de los campamentos de verano. Hill también halló que de todos los atletas, los jugadores de baloncesto son los que mas frecuentemente se involucran en campamentos y ligas fuera de sus instituciones educativas. Fue interesante observar que la mayoría de los entrenadores de baloncesto perciben a la especialización deportiva como una vía para que sus deportistas mejoren sus destrezas, mientras que la mayoría de los entrenadores de fútbol americano no tienen la misma creencia, aunque se halló un porcentaje similar de atletas que se especializan en fútbol americano, béisbol y básquetbol.
Argumentos en Contra de la Especialización
Los argumentos en contra de la especialización son numerosos. La especialización a menudo entra en conflicto con la misión educativa de las universidades cuyo objetivo es proveer de programas deportivos que lleven a los atletas a un mayor crecimiento personal y que estén dirigidos a un gran número de estudiantes (Gillis 1993). Los atletas que participan en varios deportes tienden a tener mejores calificaciones, y frecuentemente son los más activos y productivos de los atletas de la universidad (Cardone 1994). Un atleta que participa en un equipo y en un deporte individual obtienen los beneficios y valores únicos de cada deporte (Matheson 1990), y la exposición a diferentes entrenadores con diferentes filosofías, estrategias y personalidades puede proveer de importantes beneficios para el desarrollo de un deportista completo (Hill and Hansen 1988). Por último, por medio de la participación en varios deportes, los atletas tienen la oportunidad de aprender destrezas que se pueden transferir a otros deportes, por ejemplo un jugador de fútbol americano que adquiere equilibrio y agilidad por medio de su participación en la lucha. Los fracasos y las lesiones pueden ser muy perjudiciales para los especialistas si es que no tienen otro deporte en el cual se puedan desempeñar, mientras que los deportistas que participan en varios deportes tienen la opción de pasar de un deporte a otro lo que le provee de nuevas oportunidades y desafíos. Este tipo de estrés puede tener resonancia en los especialistas de un deporte. Con la presión para tener éxito en un deporte en particular, la consecuente ansiedad con frecuencia deriva en el sobreentrenamiento (Hill and Hansen 1988).