Educadores de baloncesto

Os dejo con la reflexión que nos deja Díaz Velez.

image Siempre he pensado que la profesión de entrenador de divisiones formativas cuesta mucho que sea reconocida, es común que lo sea algunos años después, pero es raro que lo sea en el momento en que se está desarrollando.

Los entrenadores jóvenes en muchas ocasiones se sienten presionados por la ecuación:

"Ser bueno = ganar", tergiversando muchas veces los objetivos que rigen la preparación de las divisiones en la que están trabajando, perdiendo de vista los objetivos o principios que realmente deben regir su labor que es: "Ser bueno = educar "; aspecto este, que va mucho más allá de entrenar los gestos del deporte especifico.

Todo entrenador que trabaje en forma seria y lleve adelante un verdadero proceso educativo, tendrá su cabeza puesta en la evolución de sus propios jugadores; en el aspecto técnico, táctico, físico y fundamentalmente en su crecimiento como ser humano, como persona que debe desenvolverse en un contexto de reglas y principios.

También veo como el hecho de estar sentados en las gradas, parece conferirle a los padres el derecho a dar indicaciones técnicas y/o tácticas, con el propósito de mejorar el rendimiento del equipo o de su hijo, (si fuera así de fácil hacer jugar bien a un equipo). 

Es común que esas indicaciones habitualmente estén encontradas con las que surgen desde el banco de sustitutos por parte del entrenador, es lógico, el entrenador tiene en su visión el conjunto y la del papá está acotada al accionar de su hijo. 

Desde afuera se ve tan fácil, ¡haz esto, pícala , mándate vos, pásala (cuando la tiene otro que no es el hijo)! ¡Es tan fácil decir y es tan difícil hacer!(más a los 10,12 años con otros chicos queriendo quitarme la pelota, mi papá gritando y el árbitro listo para sancionarme si cometo alguna infracción a las reglas). 

Creo lógico que todos al ver un partido nos sentimos un poco "entrenadores momentáneos", pero lo triste es cuando se escuchan comentarios como: no juegan bien, seguramente el entrenador no les enseña nada en los entrenamientos, o lo que pasa es que no le da confianza para hacer lo que sabe, o lo hace jugar en una posición que no le conviene, los compañeros no le pasan la pelota, etc. (la culpa siempre es de un tercero), ahora si juega bien se escucha: que talento que tiene el nene, realmente es muy bueno, etc.(el entrenador tiene muy poco que ver). 

Creo que los padres tendemos a sobre-proteger a nuestros hijos y no lo veo aconsejable en su preparación para desenvolverse en una sociedad cada vez más dura y difícil, todos tenemos tendencia a facilitarle las cosas, evitarles contratiempos e incluso solucionarle los inconvenientes. 

Debemos dejarlos que aprendan a ganar y a perder (aunque no se si se aprende a perder) pero al menos que acepten la derrota dignamente, que tengan disciplina de equipo, que lo realmente importante es esforzarse permanentemente para superarse, individual y colectivamente, que las cosas no siempre son como a uno le gustaría que fuesen.

Debemos ayudarlos a no confundir lo lindo (ganar, hacer goles) con lo realmente importante que es contribuir con nuestro esfuerzo para el equipo, hacer amigos, prepararse a conciencia (el resultado de nuestro juego es la consecuencia de nuestra preparación). 

No nos mimeticemos con el deporte profesional o de los adultos, en donde ganar es lo importante, en la etapa de formación justamente lo importante son las formas de consecución de los logros.  

El camino que se recorre en la educación de los chicos utilizando el deporte como un agente educativo y no deformativo. 

Creo que los entrenadores de divisiones formativas tenemos un papel protagónico demasiado importante en la formación de futuros jugadores, como para permitirnos no capacitarnos permanentemente, estar permanentemente informados, debatir ideas con otros entrenadores, compartir metodologías, asistir a clínicas del deporte como de otras áreas de la educación como Psicología, formas de comunicación pedagogía, etc.

Las exigencias del deporte profesional (y no tan profesional) son cada vez mayores y lo hecho en la etapa de formación en muchas ocasiones, es lo que determina el nivel de competencia en que pueda participar ese jugador

Prof. Jorge Díaz Vélez

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