¿Evaluamos correctamente?


Desde hace unas semanas estoy planteándome la validez del proceso evaluativo que con el equipo que dirijo y mis jugadoras llevo a cabo.

El proceso que llevo a cabo, para Hamilton y Parlett; sería el denominado sistema de evaluación tradicional o también la llamada evaluación agrícola-botánica. Se realiza un juicio de eficacia mediante la comprobación de si se han logrado o no los niveles requeridos por los criterios previamente detalladas. En definitiva, realizo los siguientes pasos. Formulo:

1.- ¿Qué objetivos quiero alcanzar con el programa diseñado?
2.- ¿Cuál será el plan de trabajo para alcanzar dichos objetivos?
3.- ¿Somos capaces de llevar a cabo el programa diseñado?
4.- Una vez llevado a cabo el programa, ¿va alcanzando los objetivos previstos?

Las cuestiones planteadas parecen razonables, pero ¿cuántas veces no alcanzamos los objetivos marcados?. Hablar muchas veces de cumplimiento real, se hace utópico en el mundo del baloncesto.

Críticas a este modelo de evaluación:

a) Las situaciones en las que se desenvuelve un equipo de baloncesto se caracterizan por contener numerosos parámetros que no pueden ser controlados.

b) En numerosas ocasiones nuestras evaluaciones imponen restricciones en cuanto a la recopilación de información. Dicha búsqueda de información y datos es fundamentalmente cuantitativa; siendo despreciada aquella otra cualitativa, la cual es relegada por ser subjetiva o anecdótica.

c) Solemos basarnos en comparativas con el resto de equipos y jugadores del entorno.

d) No responde a cuestiones individuales como las preocupaciones y cuestiones de los participantes; es decir, de los jugadores. Los cuales no intervienen en el proceso.


Solución: según estos autores, contemplar una evaluación iluminativa. Indagaremos sobre ello.

¿QUIEN HA DICHO QUE EVALUAR ES FÁCIL?