El aprendizaje del baloncesto se produce en buena parte por las tareas que se les propone a los jugadores. Estas tareas deben presentar un "problema" para el jugador y además este problema debe representar algo real para el jugador, para que este active sus esquemas previos en busca de una posible solución.
Que la tarea sea un problema real para el jugador, genera un estado de disonancia cognitiva para el jugador, es decir; representa un conflicto respecto lo que ya conoce. Por lo tanto estas tareas debe encontrarse en la zona de dificultad próxima, situada entre lo que ya conoce y lo que es capaz de resolver con ayuda.
El nivel de dificultad es clave a la hora del diseño y propuesta de las tareas de aprendizaje. Estas dificultad debe proporcionar que el jugador gracias a sus conocimientos y experiencias previas avance hacia un conocimiento o acción motriz más complejo y rico.
Recalcar la importancia de trabajar sobre lo que el jugador conoce o es capaz ya de realizar, para ello es imprescindible:
* Evaluación inicial acerca de las capacidades del jugador
* Planificar el proceso de enseñanza, programando y temporalizando los contenidos de enseñanza de forma progresiva
* Diseñar tareas de aprendizaje significativas y acordes con las características del jugador. Individualizar la enseñanza
Un aspecto esencial que todo formador debe tener en cuenta, es la diferencia entre la dificultad objetiva y la dificultad subjetiva de una tarea. A la hora de diseñar una tarea, se valora su nivel de dificultad de forma objetiva en función de los siguientes parámetros:
* Objetivos de realización
* Organización de la tarea
* Condicionantes de la realización
* Reglas y normas
Pero es determinante la perspectiva que el jugador tenga acerca de dicha tarea, es decir su percepción personal acerca del nivel de dificultad. Así que el control que seamos capaces de realizar de las características de las tareas son acción imprescindible para poder adecuar las tareas a los conocimientos y experiencias previas del jugador.
Enseñar con tareas perfectamente graduadas, permitirán proporcionar experiencias de aprendizaje que serán excelente caldo de cultivo para que nuestros jugadores utilicen adecuadamente lo aprendido ante un nuevo problema motriz.
NO ES CON QUIEN NACES, SINO CON QUIEN PACES.
El jugador con talento requiere un formador con talento. Trabaja por mejorar tus competencias y trabaja a diario por hacer competentes a tus jugadores