De perder... a ser derrotado

El objetivo del deporte contemporáneo es ganar. Lejos quedó la consigna de “lo importante es participar”, siendo la victoria el valor supremo de la competición.

La victoria llega a considerarse como la supremacía de unos sobre otros y no como la superación de los límites propios, lo que supone en algunos casos el uso de cualesquier recurso para alcanzar la victoria.


Este acentuado valor de superioridad que se le otorga a la victoria, tiene un opuesto, el del vencido o perdedor. La exaltación del ganador provoca en el vencido un sentimiento de frustración, vergüenza, impotencia, depreciación del esfuerzo y olvido. No hay reconocimiento alguno para quien pierde...