MI FAVORITA
Siempre la
misma historia. La misma pregunta. El mismo comentario. Tal jugadora es la
favorita del entrenador. Con ella se ríe más. A ella le grita menos. Es su
mejor amiga. Tal vez la capitana. Al final de cada entrenamiento se queda con
ella más tiempo practicando o enseñándole cosas. Todas la llaman la favorita.
Pero la cosa es más sencilla. Yo os diré cual es mi favorita. La conocí hace un
tiempo. No sé si hace 20 años o hace un par de meses.
Cuando la veo, los ojos se me encienden. Me pongo muy contento. El corazón se
me revoluciona.
Cuando la tengo a mi lado, siento un extraño cosquilleo en la
barriga. Quiero acariciarla, pero sin embargo debo permanecer alejado de ella
para que no se me note demasiado. Nos miramos de reojo. Sé que está cerca de mí
pero a veces, cuando voy a alcanzarla, se me escapa. Cuando está a mi vera, soy
la persona más feliz del mundo. El día que viene a mí, paso media noche
pensando en ella.
¿Ya la habéis descubierto? ¿Rubia o morena? ¿Alta o baja? ¿Lista o torpe? Frío,
frío. Va más allá de todo eso. Más allá de sonreírle a una compañera. De hablar
con aquella que sabemos que lo necesita.
De pasar unos minutos más con quien te
demanda cosas por aprender. De quien sabe aceptar una crítica y te lo agradece,
y de quien sabe aceptar una alabanza y no se lo cree. Va más allá de jugar
mucho o pocos minutos en los partidos. De que se le olvide o no felicitarte por
tu cumpleaños o el día de tu santo.
Va mucho más allá de todo eso.
Favoritas
sois todas.
Pero hay una por encima de todas.
Mi favorita es: la victoria