Razonamiento motor

En no pocas ocasiones hemos oído lo bien que juega un jugador o lo "listo" que es tal otro. Por parte de uno de ellos tenemos claro que son sus habilidades y destrezas las que brillan y encandilan a los espectadores que disfrutan de su dominio corporal. Pero, ¿qué es ser un jugador "listo?

La actividad física y la mental, son un binomio indivisible. Donde haya actividad física, hay un esfuerzo mental que será acorde con las características del contexto donde se produzca.

En nuestras tareas, por mucho que desoigamos este axioma anterior, todas las situaciones que planteemos tendrá una presencia cognitiva en menor o  mayor medida. En esto no se cumple ese famoso refrán español de "ojos que no ve, corazón que no siente".

Aunque parezca extraño, el razonamiento motor es muy sencillo de potenciar prácticamente en cualquier deporte de competición, ya que la táctica está presente en cualquier acto del juego. ¿Cuántos de nosotros no pausa una tarea para proporcionar nuevas posibilidades de elección ?

Pero no sólo debemos pensar en el razonamiento motor como algo inherente a una situación de juego compleja, sino a una simple defensa de jugador sin balón desde lado "vacío" como ya lo llaman algunos. Distancia del par, ángulo de los apoyos, distancia del JCB, fintas de recuperación o de defensa del par... ... son sólo algunos de los aspectos que un participante en una tarea como la que hemos propuesto, debe ir analizando segundo a segundo para obtener el resultado más eficaz.

Es por ello por lo que este  razonamiento motor o conocimiento táctico si así preferimos llamarlo, sea una constante no sólo como elemento de las tareas propuestas, sino que esté indicado como competencia a lograr durante el amplio proceso de enseñanza-aprendizaje.

Como siempre apostillo cada vez que lo permiten las circunstancias, la educación física escolar está agonizando. Los jóvenes que se acercan a las escuelas deportivas para iniciarse a algún deporte, ya no vienen con el bagaje motor que años atrás tenían. Este hecho no sólo debe observarse y valorarse desde la perspectiva que los jugadores se inician con carencias en cuanto a destrezas y habilidades, sino que estas se multiplican si hacemos referencia al ámbito cognitivo.

Sin embargo no toda la culpa podemos volcarla en la ineficacia de nuestros políticos. ¿Qué hacemos los entrenadores para paliar estas deficiencias? ¿Estamos realmente preparados para este cambio que nos obliga a hacer "pensar" a nuestros jugadores? ¿Somos capaces de diseñar tareas en las que la toma de decisiones sea elemento vertebrador del resto de contenidos?

CON LA AYUDA DEL VECINO, MATO MI PADRE EL COCHINO.
Ahora, estamos sólo. Llega el momento de valorar a los que realmente son capaces de trabajar bien.