Uno de los elementos imprescindibles para que se produzca el aprendizaje, es la motivación; la cual se erige como razón y dirección de nuestras conductas.
La presencia o ausencia de la motivación en nuestros jugadores, no debe atribuirse de forma exclusiva a las características del aprendiz, sino que nuestra actuación como entrenadores es aspecto fundamental que incide en el mayor o menor grado de motivación de nuestros “alumnos”.
Como entrenadores debemos preocuparnos y ocuparnos que los jugadores deseen dedicar su actividad a aprender y/o perfeccionar determinadas habilidades/conductas, y que estas a su vez sean significativas para ellos.
Pero, ¿qué aspectos determinan el interés de los jugadores por aprender?