SER PADRES TANTO EN CASA COMO EN LA CANCHA


Juan Carlos Mitjana lleva casi treinta temporadas arbitrando, veintitrés de ellas al máximo nivel nacional e internacional.

Fue jugador hasta los dieciocho años, cuando decidió centrarse en los roles de entrenador y árbitro.

Poco después conseguía el título de entrenador superior y arbitraba en la antigua 1ª División “B”.

Todos estaremos de acuerdo en que uno de los mayores problemas en el deporte de base es el comportamiento de los padres.

Se quejan los directivos de los clubs, los directores técnicos, los entrenadores... Pero los que más sufren las consecuencias son los jóvenes árbitros que, como sus propios hijos, están iniciándose en el mundo del arbitraje y del deporte.

El comportamiento que se genera en la cancha se contradice, en la mayoría de los casos, con la norma de educación que toda familia debe o desea dar a sus hijos.

Los niños no pueden castigar a sus padres cuando éstos cometen acciones que, hechas por ellos, serían castigadas de forma ejemplar.

Hay que hacer entender a quienes no lo ven así, que el hecho de jugar y entrenar es un complemento a la educación.

Todos estamos formando. Formar es cambiar permanentemente la conducta del sujeto como resultado de la práctica.

Los jóvenes adquieren con asombrosa rapidez conocimientos, hábitos, actitudes e ideales, y son por ello fácilmente influenciables.

Aprenden e imitan todo aquello que observan: gestos, menosprecios, palabras violentas, incluso agresiones a árbitros y contrarios.

Lo utilizan en primera instancia como recurso deportivo, si han observado que con ello se consigue el objetivo, pero pueden llegar a incorporarlo como una actitud normal si sus padres, sus líderes, lo realizan.

La práctica deportiva tiene un valor añadido porque refleja realidades y valores que los jóvenes se encontrarán más adelante en la vida.

Se trata de un juego, que además se practica en una etapa de formación personal, y por tanto, el resultado es lo que menos debemos valorar.

No olvidemos que “NO HACEMOS BALONCESTO” sino que “JUGAMOS AL BALONCESTO”.

Todos conocemos el problema, ahora tan solo hace falta ponerle soluciones.

En algunas entidades se realiza una charla al inicio de la temporada a los padres, donde se habla de los objetivos deportivos y educativos, y se les pide una línea de colaboración con la entidad.

Después, a lo largo de la temporada, no suelen intervenir, en la mayoría de los casos, cuando hay incidentes, sobre todo si estos van contra los árbitros.

La Federación sanciona a los Clubs responsables del comportamiento de los padres, y tema resuelto.

Dada la dimensión del problema y las escasas y poco efectivas medidas que se adoptan, debemos atacarlo desde la base, y aplicar el dicho “más vale prevenir que curar”.

El daño producido es irreparable en la mayoría de los casos.

Son los padres que van en la dirección equivocada los que deben ser capaces de reflexionar y de cambiar por propia convicción.

VALORES DEL BALONCESTO

1º) Equilibrio social y emocional
2º) Dotes de mando y sentido de lealtad
3º) Respeto a la autoridad y a las reglas
4º) Adquisición de buenos hábitos de higiene
5º) Sentido del civismo y equidad
6º) Significado de deportividad, saber ganar y perder
7º) Espíritu de colaboración y superación
8º) Derechos que comporta la responsabilidad

DISFUNCIONES DE PADRES

1º) Quieren que sus hijos jueguen más tiempo que los demás
2º) No les gusta que jueguen los compañeros más malos, porque les hacen perder los partidos
3º) Amenazan con llevarse a sus hijos a otros clubs, si no se les aceptan ciertas exigencias
4º) Dan indicaciones a los hijos durante los entrenamientos y partidos
5º) Critican las decisiones de los entrenadores y a los compañeros de sus hijos en público
6º) Critican e insultan a los árbitros
7º) Provocan enfrentamientos y amenazan e insultan a los jugadores contrarios y sus acompañantes
8º) Les gusta hacer demostraciones en público de sus supuestos conocimientos del juego.

Todos debemos trabajar conjuntamente: los hijos en la medida que puedan, los directivos no aceptando estos comportamientos, pero no de palabra sino de hecho.

Es un trabajo de consistencia, y de repetirles y hacerles ver que este tipo de comportamiento no les hace ningún bien a sus hijos.

Como decía una carta publicada por unos alumnos del colegio LLOR a sus padres: “Que suerte tienen aquellos equipos en donde los padres y madres quedan para comer, para salir... después del partido”.

Los jugadores, cuando salen del partido, después de haberlo dado todo, quedan como amigos.

Todos los que han practicado deporte estarán de acuerdo en que las victorias y derrotas se olvidan pronto.

Lo que se recuerda es la forma en que se consiguió.

Intentar ganar como sea no es lo que da sentido al deporte en estas edades, y no se puede consentir “ENGAÑAR PARA GANAR”.

Entendiendo por engañar, conseguir la victoria en el juego mediante la violencia directa o indirectamente.

Por último, no puedo dejar pasar la ocasión para defender con la voz más alta que pueda la labor de los árbitros en estas categorías: ellos también se están formando, y hay que dejarles crecer como árbitros y personas.

Más adelante ya les podremos quizás pedir alguna responsabilidad de su labor.

El deporte, como actividad educativa y formativa, es una poderosa herramienta capaz de aglutinar esfuerzos y derribar barreras idiomáticas, religiosas, culturales y personales.

Sepamos aprovecharlo para formar mejores deportistas, que en el futuro serán personas con responsabilidades y que ayudarán con su esfuerzo y su buen espíritu deportivo a una sociedad mejor.

Mecánica arbitral

Siguiendo con las novedades que nos encontraremos a partir de los JJ.OO. os dejo el documento sobre mecánica arbitral que ha salido recientemente.
Muy gráfico y más que recomendable.

Reglas oficiales ´08


Descarga el reglamento en español que ha sido aprobado en Beijing y serán de aplicación a partir del 1 de octubre del presente año.

DESCARGA

CÓMO OPTIMIZAR Y APROVECHAR MEJOR LOS VALORES DEL MINIBÁSKET Parte II



Podríamos formular diferentes líneas de actuación que permitieran de forma innovadora superar la frontera educativa del minibasquet actual, convirtiéndolo en una verdadera herramienta educativa.

La primera línea sería preventiva:

1. Concienciación del problema con los padres y clubes.

2. Realización de charlas en los diferentes clubes, creando debates sobre la situación.

3. Firma de un contrato ético-deportivo (quizá el primero de su vida), entre la entidad, el niño y el padre. Será un momento de reflexión conjunta, y como todo contrato deberá de leerse y ser aceptado por parte de los firmantes.

4. Creación de un grupo de personas, no árbitros, con autoridad para emitir un informe, encargadas de velar por este comportamiento en las pistas de juego.

La segunda línea sería sancionadora:

1. La demostración por parte de los clubes de que trabajan esta línea, es la acción directa sobre los padres que no entienden el minibásquet.

2. Aumento de las sanciones por parte de la Federación por comportamientos y actitudes no acordes con la línea deseada en los terrenos de juego.

3. Denunciar los contratos ético-deportivos, dentro del ámbito del club.

4. Introducción en el reglamento de valoraciones sobre el comportamiento de los aficionados, haciendo una clasificación paralela.

Es un proyecto novedoso y audaz que refleja la realidad: el niño necesita el apoyo de los padres para crecer como jugador-persona. Este binomio no se puede separar: si los padres ayudan en casa con el aprendizaje de la escuela, en el Minibásquet, también.

La mejora del joven jugador va encaminada a la adquisición de habilidades técnicas y humanas. La repetición, la corrección y el buen ejemplo son parte de la enseñanza, sin olvidar que lo que el niño necesita es conseguir habilidades, tanto técnicas como humanas. Debe ser el principal protagonista de su aprendizaje como jugador y persona, siendo capaz de elegir entre las opciones que el juego le plantee y, a la vez, de autoevaluar su elección.

En la vida deberá tomar decisiones, unas buenas y otras malas; de ambas debería extraer conclusiones para futuras actuaciones. El Minibásquet le debe servir como banco de pruebas para completar su formación. Al ser ésta una actividad que se realiza de forma voluntaria, los resultados tendrán más incidencia en su proceso de formación personal.

Sr. Juan Carlos Mitjana - Barcelona

(Árbitro EUROLEAGUE, ACB, Entrenador Superior, Director Técnico del Comité y Escuela de Árbitros de la FCBQ)

CÓMO OPTIMIZAR Y APROVECHAR MEJOR LOS VALORES DEL MINIBÁSKET Parte I


Sr. Juan Carlos Mitjana - Barcelona

(Árbitro EUROLEAGUE, ACB, Entrenador Superior, Director Técnico del Comité y Escuela de Árbitros de la FCBQ)


Los niños que juegan al Minibásquet no solamente se inician en la práctica deportiva, sino también en una vía educativa complementaria a la escolar y familiar. Los reglamentos y técnicas de juego deben por ello respetar una serie de principios pedagógicos, didácticos, psicológicos y metodológicos que garanticen el proceso de formación integral del individuo.

La introducción de buenos hábitos de salud e higiene, de comportamiento, de comunicación etc., además de los aspectos técnicos propios de la especialidad deportiva, nos ha de servir para promover y generar actitudes positivas. Ese debe ser el objetivo de toda la familia del Minibásquet: técnicos educadores, responsables de clubes, árbitros y padres. Estos últimos tienen un papel más importante del que a priori pueden pensar.

Se está hablando mucho (demasiado) de que el mayor problema del Minibásquet son los padres. Esto ocurre no sólo en España, sino en otros países que normalmente visito varias veces al año: Israel, Grecia, Italia, Francia,…etc. ¿Será casualidad?

Toda la familia del baloncesto se queja de su comportamiento, incluso los propios niños. En una carta abierta de un grupo de ellos del Colegio Llor de Sant Boi (cuna de Pau Gasol), decían a los padres: “Que suerte tienen aquellos equipos en los que los padres y madres quedan para comer, para salir,… después del partido”. Estas palabras llevan implícitos muchos mensajes que están incluidos en el apartado de reflexiones a los padres.

Todos los que rodeamos al niño, de una u otra manera, debemos construir un cuadro de referencia que le permita crecer y evolucionar como ser humano y deportista.

Desde su origen como juego inventado y desarrollado en el entorno escolar, el Minibásquet se ha ido adaptando a las nuevas situaciones que el juego iba presentando. Ahora, además de introducir cambios en el reglamento referentes a aspectos de tiempo de juego, valor de la canasta, resultado por periodos etc., se está estudiando, por primera vez, cómo introducir el papel de los padres.


Sin duda el comportamiento de los padres en esta categoría crea en ciertos casos verdaderas disfunciones en el proceso de adquisición de valores sociales como:

- El equilibrio social y emocional.

- La capacidad de dirigir, de aprender en equipo

- El sentido de la realidad, el respeto a las reglas y a la autoridad

- El sentido del civismo, de la igualdad y del respeto a la diversidad

- El espíritu de colaboración y superación

- Saber qué significa la deportividad

- El entender la responsabilidad de sus actos frente a sus derechos y deberes,…etc.

Sólo si toda la familia del Minibásquet, empezando por los padres, aplica estos valores y los demuestra con sus actos, serán capaces los niños de asimilarlos.

La línea deseada de educación y comportamiento de los niños por parte de los padres no debe cambiar por tratarse de una práctica deportiva. Es justo apoyarse en ella, como herramienta válida, para conseguir los objetivos antes mencionados. Toda actividad familiar, social, deportiva, etc…, debe servir para apoyar y reafirmar valores.

Dado que los niños no pueden sancionar a los padres, ni los equipos pueden ser castigados por dicho comportamiento, una de las ideas es que los árbitros, después del partido, puedan valorar el de los aficionados (padres en el mejor de los casos). En caso de sumar a lo largo de la temporada varias valoraciones negativas, el club e incluso el equipo podrían ser sancionados: no tener la posibilidad de poder ir a torneos amistosos, no poder aspirar a jugar las finales de su categoría, o una limitación a la hora de recibir ayudas el club por parte de la federación.

Desde los diferentes estamentos deportivos, públicos y privados, se habla demasiado de esta problemática. Se filosofa mucho pero se ponen pocas medidas en práctica. Dada la dimensión del problema, y la escasez de medidas adoptadas, debemos actuar y atacar el problema de base para evitar un mal, que en la mayoría de los casos, podría llegar a ser irreparable.