Os dejo un breve artículo de nuestro seleccionador absoluto publicó hace unos años acerca de la motivación del entrenador: el 70%
Hace algunos días un aficionado me preguntó en un email si, al igual que los jugadores, los entrenadores necesitan también motivación para desarrollar su labor de la mejor forma posible.
Creo que, tal y como para los jugadores, hay casos diferentes; igual que hay jugadores muy motivados por sí mismos que sólo en el deseo de ser cada vez mejores y en la competitividad innata encuentran fácilmente una dosis más que suficiente para salir en cada entrenamiento con ganas de hacerlo bien y con ganas de ganar en cada partido, no todos los entrenadores tienen el mismo nivel natural de motivación. Está claro que cuando se llega a una final o a una semifinal hay un nivel de excitación, de expectación y
de interés alrededor del acontecimiento que por sí solo ayuda muchísimo a motivar, pero la cuestión es estar motivado, concentrado y con deseo de hacerlo al 100% siempre, incluso cuando ves un video a las 3:00h a.m. o a las 8:00h a.m. por ejemplo, cuando estás con fiebre y tienes que participar igualmente en un entrenamiento o cuando realizas un viaje de muchísimas horas entre aviones, autobuses y aeropuertos; y no sólo tienes que salir a entrenar con el máximo entusiasmo sino también comunicarlo a los demás para que los jugadores tengan un ejemplo positivo de ello, y muchas veces
el amor a nuestro deporte, que por supuesto es el primer impulso que nos hace elegir este trabajo y querer hacerlo de la mejor forma posible, no siempre sirve en estas circunstancias en las que se hace bastante más duro ir a tope y sobre todo donde el juego del baloncesto en sí no tiene mucho que ver.
Personalmente tengo la suerte de ser una persona con mucha facilidad para motivarse en hacer bien las cosas, interiormente noto una motivación constante, quizás única, que me ayuda en todas las fases de mi trabajo y de mi vida, que es la de querer estar a la altura de las circunstancias, querer sentirme cómodo en cualquier situación, sentirme en condiciones de dominar un asunto, ya sea una respuesta táctica, un problema dentro del equipo o la planificación de la actividad, y en definitiva cualquier asunto que tenga que tratar es cada vez para mí un desafío, no tanto demostrarlo sino sentirme personalmente en mi salsa encontrando una solución positiva al mismo. Al margen de esta motivación bastante general pero que es seguramente la de fondo en mi actividad competitiva, desde el inicio he tenido otro objetivo; viendo y leyendo baloncesto americano siempre he considerado a los entrenadores que a pesar de llevar muchas temporadas y haber entrenado muchos equipos de diferente nivel tenían el 70% de victorias, o incluso más, casi como a unos mitos de nuestro deporte; y desde que empecé, esa cuota del 70% de victorias también ha representado para mí un sueño / objetivo que he tenido la suerte de alcanzar en mi primera etapa en Italia y estoy teniendo la suerte también de haber conseguido y estar manteniendo actualmente en
esta segunda etapa en España. Precisamente cuando llegué a Málaga, después de un inicio muy difícil por parte del equipo y de los inicios míos muy difíciles también con el Unicaja, pensé que, habiendo llegado a Málaga con esta famosa cuota del 70% posiblemente no la iba a poder mantener al final. En cambio, las cosas afortunadamente se han volcado positivas, hemos empezado a ganar y ahora mismo el porcentaje
de victorias de este año del equipo es, evidentemente desde que he llegado, precisamente del 70%.
Así pues, espero que esta sea otra temporada más en las que sumando este porcentaje de victorias con respecto a las derrotas pueda mantener mi objetivo al alcance o incluso conseguirlo, lo que sigue siendo un estímulo muy fuerte para salir a intentar ganar todos los partidos e intentar mantenerme con el equipo que estoy entrenando a un nivel de competitividad y de porcentaje de victorias al que pocos entrenadores y pocos equipos pueden aspirar.
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