Los niños pueden o no tener una habilidad natural para el básquet pero desconocen las reglas y, mucho más importante que eso, están aprendiendo el espíritu del juego y del propio Reglamento. Nosotros no vamos sólo a pitar un partido de básquet. La mayoría de estos encuentros se caracterizan, en cuanto a la labor puramente arbitral y sancionadora, por el desarrollo claro de las infracciones a las reglas y de las faltas personales. Nuestra función es ayudar a crear un entorno deportivo para el chico, donde éste vaya adquiriendo los conocimientos más básicos sobre el deporte que quiere practicar. Otra de nuestras fundamentales obligaciones es desterrar cualquier acto de violencia tanto verbal como física, independientemente de la importancia que el partido tenga para la competición “real”, atajando desde el comienzo cualquier acto de agresividad. No debemos olvidar que la labor pedagógica cumple aquí el requisito necesario para que en el futuro el niño respete la figura del árbitro y comprenda por qué existe una determinada regla y cuál es su lugar en el engranaje general del juego. Creadme cuando les digo que lo menos importante aquí es si una falta es o no es. No obstante no debemos olvidar que arbitramos un partido de básquet, estamos obligados en la misma medida a sancionar correctamente todas las situaciones ilegales que encontremos de acuerdo con los principios habituales que todos debemos conocer y que están en el Reglamento. Veremos de qué forma podemos llevar a cabo este trabajo tan especial con los partidos de minibásquet.
Criterios y labor pedagógica
Después de observar en partidos de mini y en partidos normales me doy cuenta de que en gran medida no se diferencia los criterio entre unos y otros. Debe quedar muy claro que no se aplica el mismo criterio a un cadete que a un mini. Igual que un entrenador no le puede pedir a un mini que tire, pase, o conozca jugadas como a un cadete, tampoco nosotros podemos pedirle que sepa lo que es el principio del cilindro o el pie de pivote.
Criterio de faltas: ¿Qué se pita?
Desventajas claras, sobre todo en penetraciones golpes en las manos, brazos, golpes con la cadera o las piernas que desequilibren al jugador que entra. En ningún caso cobraremos contactos que sean flojos aunque eviten una canasta. Si seguimos ese criterio durante todo el partido no habrá protestas en ese tipo de jugadas.
Empujones. No los permitiremos. Ni un solo agarrón. Permitiremos tacteos, cuerpos a cuerpos y todos esos contactos que pudiendo ser falta en el básquet de mayores aquí se deben pasar por alto. Los niños deben saber que es un juego en equipo y los empujones deben ser “castigados” (¡¡ojo!! No digo que se obvien faltas claras pero sí que se premie la defensa y que si hay un jugador mejor que los demás con la orden de sacar faltas no le demos la ventaja a su entrenador de hacer un partido basado en el resultado).
Hay que evitar los empujones. ¿Cómo?
Arbitraje preventivo. No nos cansaremos de repetir “sin manos”, y cuando dos jugadores estén luchando por la pelota advertiremos a los demás de que no se lancen el balón todos a la vez porque ese no es el espíritu del básquet. ¡Cuidado! Si un jugador es más fuerte que los demás y se lleva la pelota siempre con excesiva brusquedad le explicaremos que para llevarse la pelota debe usar la fuerza necesaria y no más. Si no hace caso sancionaremos como falta ese exceso. No olvidemos que en estas categorías hay jugadores que pueden salir “despedidos”. Debemos cuidar por su integridad física. Cuando pitemos faltas que no comprendan (bloqueos en movimiento muy claros, cortinas ilegales en los rebotes…). Debemos explicarlos para todos, clara y concisamente, sin envolvernos: “Esto (y decimos qué) NO se hace”.
Faltas en ataque: Que sean claras y que la desventaja sea meridiana para todos. Debemos sancionar a los niños que empujan a otros para quedarse solos y a los que hacen bloqueos yendo al bulto. Pasemos por alto contactos ilegales que el atacante pueda salvar y tengamos en cuenta siempre las condiciones físicas de los niños implicados (no se trata de castigar al grande si no de valorar si el pequeño ha conseguido algo con lo que ha hecho. Si no es así le advertiremos en algún momento de que eso no lo puede hacer y si sigue, cobraremos la falta).
Juego sin balón: Muy atentos, cuando veamos que los jugadores se amontonan en una zona determinada les observaremos cuidadosamente y si la jugada puede resultar conflictiva les advertiremos: “Dejar espacio, vamos, el campo es muy grande”. Cuidado con zancadillas y encontronazos. No son lo mismo. Aquí los niños chocan mucho. Paramos el juego, a no ser canasta muy clara o jugada de canasta muy clara, y dejamos que los niños caídos sean atendidos.
Anti-deportivas: Mucho ojo, el niño tiene que comprender qué puede y qué no puede hacer en un campo de básquet pero hay tipos de anti-deportivas que aquí es mejor pitar como falta y advertir claramente al chico (las explicaciones siempre son para todos). Jugadas en las que debajo del aro un niño golpea la mano que no lleva la pelota: en básquet normal son siempre antideportivas, aquí se valorará la brusquedad y si no es muy grave se sanciona como falta y se explica: “hay que ir a la pelota, no a hacer falta, a la pelota”. Se puede ejemplificar. Empujones por detrás sin posibilidad de pelota, agarrones en carrera, zancadillas claras, golpes innecesarios con las manos en cara, cuello… siempre se sancionan con anti-deportiva. Ni que decir, el criterio ha de ser durante todo el partido.
Violaciones: hay que diferenciar entre las que siempre se pitan y las que no siempre se pitan.
No siempre se pitan: Caminar, si el jugador no saca ventaja (su marcador esta a mas de 5 metros). Doble Dribling, siempre y cuanto no saque una ventaja deportiva o se dirija hacia el aro.
Se pitan siempre: fueras y campo atrás. Tres segundos (¡¡ojo con el niño grande que se queda ahí a vivir!! . Le pitamos la violación y le explicamos por qué.
Control de partido: Si controlamos el juego brusco y sancionamos las infracciones más claras llevando un criterio ecuánime con ambos equipos y cohesionado todo el choque no tendremos mayor problema. Ahora bien, existen multitud de entrenadores que quieren aprovecharse de la supuesta inexperiencia del árbitro novato e intentan desprestigiarlo de cara a los demás con gestos de cara a la tribuna (manos al aire en en forma despectiva, risotadas, gritos desmesurados, constantes negaciones con la cabeza…). Esto hay que cortarlo desde el principio dejando claro a la persona que la continua gesticulación supone un desprecio a la labor arbitral y sancionando como técnica esos comportamientos en caso de hacer caso omiso a nuestras advertencias. En otras ocasiones intentan envolvernos con la mesa de control, o con aspectos externos al juego, provocando desconcierto en el otro entrenador con constantes alusiones a sus supuestas defensas en zona, etc., etc.… Les dejaremos claro desde un comienzo que tenemos en cuenta su apreciación pero que somos nosotros los que hemos de valorar esos aspectos. Si continúa se le hará saber que su comportamiento está siendo valorado como irrespetuoso e irritante y si aún así persiste, se le sancionará con falta técnica. Desde el principio entrenadores a su zona de banco, nada de protestar desde el medio campo o meterse en el mismo.
Debemos atajar cualquier acto de violencia tanto física como verbal.
En ocasiones los padres de los niños no saben comportarse y trasladan sus frustraciones a los niños. Debemos obviar comentarios sobre nuestra labor (tipo qué malo eres, no tienes ni idea, etc.), así como reacciones desmedidas cuando un niño se cae al suelo (gritos cavernarios, qué son chicos, se van a matar…). Ahora bien, cuando alguna persona se pase de la raya y profiera amenazas, insultos graves o anime a los chicos a ser violentos de cualquier modo, debemos avisar inmediatamente al responsable del equipo o, en su defecto, al entrenador, de que tranquilice e inste a la persona/s en cuestión a deponer ese tipo de actitud. En caso de persistir ordenaremos su desalojo. A veces un entrenador grita a sus jugadores en los tiempos muertos o para darles órdenes. En principio no debemos meternos en esto, pero si sobrepasa los límites del decoro y el respeto a los demás integrantes del partido, los insulta, insita al juego violento o su actitud se refleja en los niños cristalizada en violencia o brusquedad excesiva se le advertirá y si persiste se le descalificará.
Debemos curarnos en salud, es decir, si vemos que hay mucho público y que está muy cerca del campo, antes del partido nos dirigiremos al responsable del equipo de campo o entrenador para que coloquen a la gente de manera que no molesten en el transcurso del encuentro.
La zona de bancos de sustitutos y mesa de control siempre debe estar desalojada por completo. Cualquier comunicación que hagamos a entrenadores, responsables y demás debe ser respetuosa, educada, proyectando siempre afabilidad y tranquilidad. No debemos mandar, ni usar frases del tipo: “porque lo digo yo”, “aquí se hace lo que yo diga”… o terminar frases con expresiones como “…y punto”, “y se acabó” o similares.
Advertir no es amenazar. Siempre utilizaremos las palabras “por favor”, “gracias”, “haría el favor”, “sería tan amable”, “le ruego que…”. Se trata de tener una actitud conciliadora y no tensar nunca nosotros el partido.
La relación con los niños.
Hemos hablado de explicar las jugadas cuando sean dudosas o los niños no las comprendan. Esto lo haremos siempre que el entrenador no lo haga primero. Si el entrenador le explica al niño lo que ha hecho mal o lo que debe hacer para aplicar bien el concepto, nosotros callados. Se trata de que nos respeten, así que tenemos que respetar el trabajo de los demás. Siempre que expliquemos algo, lo haremos para todos, sin gritar pero en voz alta con una frase clara y breve. Ejemplo: “Chicos, antes de dar un paso hay que picar la pelota, ¿de acuerdo?”. Utilizar siempre con los niños un tono agradable y nunca gritarles ni reprenderlos aunque hagan algo que esté mal o sea violento, no somos sus padres. Si esto sucede y su entrenador no les reprende les llevamos a parte y con tono serio pero tranquilo les hacemos comprender las consecuencias de su acción. Intenta no tocarles demasiado, salvo para chocar la mano si el niño lo requiere o ayudarlo a levantarse. Hay que relacionarse con ellos, si hacen acciones buenas o espectaculares, felicitarlos sin ademanes, en algún momento les hace sentir bien y nos hace ser parte del encuentro. Si tienen una actitud deportiva felicitarlos de cara a todo el mundo. Sonreírles y atender sus dudas con afabilidad es esencial. El arbitraje preventivo es importantísimo. Si lo hacemos correctamente evitaremos cortes de partido innecesarios e irritantes para todos y colaboraremos a que los niños nos respeten y se diviertan.
Recorda las tres funciones como norma en estos encuentros: formar, colaborar a un entorno deportivo, y eliminar cualquier tipo de comportamiento violento.
Federación de Básquetbol Regional de Capital Federal Comisión de Minibasquet Comisión Técnicatu del jueg