LEJOS DEL ARO
Como no puede tirar y, en general, es preferible que empiece a botar a que pase, ya que es un avance más lento del balón y hay mucho espacio para recuperar en una posible penetración, los brazos están de la horizontal hacia arriba siguiendo el balón en sus manos y sin que los pies reaccionen al movimiento de los brazos.
Es la situación en la que más separado del atacante se defiende. Como referencia aproximada se puede calcular una distancia desde la que se le pueda tocar con el brazo extendido.
Si se plantea una defensa “neutra”, es decir, en la que no se intenta “invitar” o forzar al jugador con el balón a que se dirija botando hacia un lado determinado, el defensor se coloca con los pies a la misma altura encarando el cuerpo del atacante justo frente a él (efecto “espejo”).
Si se pretende “negar” un lado forzando al jugador con balón a dirigirse hacia el otro, el defensor se desplaza hacia ese lado que se quiere negar, de forma que su cabeza esté frente al hombro del atacante (el hombro de la mano que no se quiere que utilice). En este caso, la mano exterior (la del lado que se está negando) estará hacia delante y por debajo del balón, moviéndose de abajo arriba y de fuera adentro, intentado evitar que el atacante lleve el balón al suelo por ese lado, y la mano interior levantada intimidando el posible pase.
Otras orientaciones de la posición defensiva respecto al atacante para “dirigirlo”, son posibles también, por ejemplo, adelantar un pie determinado colocándose oblicuamente frente al atacante o incluso totalmente perpendicular a él y a un lado, cediendo totalmente el frente y negando totalmente ese lado.
El objetivo será dificultar el avance del atacante, haciendo que sea lo más horizontal posible, hacia las bandas no hacia canasta. Para ello, el defensor se coloca frente al balón no delante del cuerpo del atacante. Si el defensor imposibilita el avance del balón, al atacante que lo bota le será imposible avanzar. La cabeza delante del balón es la referencia para orientar el cuerpo.
El brazo interior (el que se queda delante del cuerpo del atacante) tiene como misión impedir el cambio de mano por delante y “atacar” al balón. Será la mano con la que se intente robar el balón durante el bote (justo cuando el balón sale de la mano del atacante hacia el suelo, no cuando esté subiendo). Para ello estará semiextendido, con la mano entre las rodillas de atacante. La separación entre atacante y defensor será tal que con esa mano pueda tocar siempre la rodilla del atacante.
El otro brazo se lleva más extendido y más levantado, separado hacia el lado por el que bota el atacante, intimidando los pases rápidos desde el bote y colaborando al equilibrio del defensor en movimiento. Esta mano no se lleva hacia el balón mientras se está botando (eso facilitaría el desequilibrio y aumentaría las posibilidades de cometer falta personal).
Si el atacante cambia de mano, el defensor lleva rápido la cabeza hacia el balón por el otro lado “deslizándose” lateralmente, si es necesario con un paso de caída hacia la nueva dirección del atacante, y cambia la función de las manos.
Como norma general, cuando el atacante deja de botar, el defensor se acerca prácticamente hasta “pegar” su cuerpo al del atacante (sin empujar, lo que sería falta), y levanta su postura extendiendo las rodillas con intención de llevar las dos manos sobre el balón intimidando el pase. Si el atacante pivota buscando la posibilidad de pasar, los pies se mueven a su alrededor para ir girando el cuerpo y así mantener la presión frente al balón.
Si el atacante pasa el balón, el defensor cambia de rol (defenderá a un jugador sin balón) y debe reaccionar rápidamente y separarse de él hacia el balón y hacia el aro (no sólo hacia el aro), adoptando la ubicación y postura adecuadas (lo que se desarrolla en el apartado correspondiente a la defensa al jugador sin balón).