Un café con D. Álvaro Pérez


MI FAVORITA
Siempre la misma historia. La misma pregunta. El mismo comentario. Tal jugadora es la favorita del entrenador. Con ella se ríe más. A ella le grita menos. Es su mejor amiga. Tal vez la capitana. Al final de cada entrenamiento se queda con ella más tiempo practicando o enseñándole cosas. Todas la llaman la favorita.
 
Pero la cosa es más sencilla. Yo os diré cual es mi favorita. La conocí hace un tiempo. No sé si hace 20 años o hace un par de meses.
 
Cuando la veo, los ojos se me encienden. Me pongo muy contento. El corazón se me revoluciona. 
Cuando la tengo a mi lado, siento un extraño cosquilleo en la barriga. Quiero acariciarla, pero sin embargo debo permanecer alejado de ella para que no se me note demasiado. Nos miramos de reojo. Sé que está cerca de mí pero a veces, cuando voy a alcanzarla, se me escapa. Cuando está a mi vera, soy la persona más feliz del mundo. El día que viene a mí, paso media noche pensando en ella.
 
¿Ya la habéis descubierto? ¿Rubia o morena? ¿Alta o baja? ¿Lista o torpe? Frío, frío. Va más allá de todo eso. Más allá de sonreírle a una compañera. De hablar con aquella que sabemos que lo necesita. 
De pasar unos minutos más con quien te demanda cosas por aprender. De quien sabe aceptar una crítica y te lo agradece, y de quien sabe aceptar una alabanza y no se lo cree. Va más allá de jugar mucho o pocos minutos en los partidos. De que se le olvide o no felicitarte por tu cumpleaños o el día de tu santo. 
Va mucho más allá de todo eso. 
Favoritas sois todas. 
Pero hay una por encima de todas.
 
Mi favorita es: la victoria

Sobre como utilizar los reforzadores y corregir errores...

Para desarrollar o consolidar las conductas que como entrenadores consideremos más apropiadas, utilizaremos una de las técnicas psicológicas más eficaces, el reforzamiento.

En futuros post, valoraremos que conductas son las que como entrenadores debemos reforzar y, las clasificaremos en función de determinadas variables.

Un primer paso para reforzar una conducta es determinar de antemano cuál debe presentarse y en qué contexto.

A partir de este primer paso, como entrenadores debemos valorar si queremos reforzar esa conducta, sabiendo de antemano que cuanto más inmediato sea el reconocimiento, más poderoso resultará.

Buceta nos señala el procedimiento "Sandwich" para la corrección del error y el uso de los reforzadores.

La corrección del error (el queso del sandwich) está rodeada de dos comentarios positivos:

* un comentario sobre algo que ha hecho bien el jugador

* el reforzamiento de la acción bien hecha (el pan del sandwich).


Por lo tanto la organización es la siguiente:

- Reconocimiento de algo positivo realizado por el jugador

- Corrección del error (explicación, demostración y realización de la conducta deseada)

- Reforzamiento de la conducta correcta



COMETER UN ERROR Y NO CORREGIRLO, ES UN ERROR MAYOR
PRIMERO DEBES SABER QUE CORREGIR Y LUEGO COMO CORREGIRLO

Un café con D. Álvaro Pérez


EL VESTUARIO

                  Para alguno es solo ese lugar donde los jugadores se cambian antes o después de terminar un partido. ¿Pero es realmente solo un habitáculo donde cambiarse de ropa o asearse?
                
                 Si los vestuarios pudiesen hablar seguro que contarían muchas historias. La ventaja de empezar como yo empecé, entrenando al equipo de un colegio, y hace ya tanto tiempo, es que el vestuario era el propio campo de juego. Las jugadoras ya venían cambiadas de su casa. Las que necesitaban ponerse algo de ropa, entraban en los servicios. No había charlas técnicas. No hacía falta motivarlas. Lo único que había que decirles es que no fueran todas detrás del balón. El grito que más se escuchaba en el campo era: “CADA UNA A LA SUYA”. Ganar o perder no importaba. Todas querían jugar todos los minutos. Después de una derrota, estaban los padres en la grada, orgullosos del partidazo que hizo su hija, por el mero hecho de que tocó un balón el tiempo que estuvo en pista.
                 
               Al finalizar el partido todas se abrazaban. Los padres te felicitaban, muchas veces sin saber por qué. Los entrenamientos eran entrar a canasta por la derecha, por la izquierda y partidillo. Enseñábamos las reglas de juego a unas jugadoras que eran igual de grandes que el balón con el que jugaban.

¿Y sabéis qué? Que veinticuatro años después mi último partido no distó mucho del primero. No entré en el vestuario. No me preocupé si las jugadoras llegaron a tiempo o tarde. No hubo charla técnica antes del partido. El resultado no me importó durante los cuarenta minutos que duró el partido. Al acabar el mismo, algunos padres me felicitaron sin que yo supiera el por qué.

Ese fue el día en el que me di cuenta de que el vestuario ya no me quería. Que esas cuatro paredes que tantas y tantas veces me habían visto preocupado, triste, alegre, impasible, histérico, acelerado, templado, contento o dolorido, ya no me decían nada. Recogí mis cosas y desde entonces me dedico a escribir en el blog de mi amigo Carlos.

Sandro Gamba dixit

Reflexiones del gran maestro Sandro.


* Un entrenador de baloncesto debe tener una buena cultura deportiva

* El jugador debe entender que el talent no es suficiente para convertirse en un gran jugador, trabajando sólo eso, se convertirá en un jugador de segunda categoría.

* El peor hábito de un entrenador es copiar el estilo de juego del equipo campeón.

* El estilo de vida de un entrenador debe ser sencillo y ejemplar.

* Si hay un entrenador vago, el equipo es vago.

* No quiero ser el confesor de mis jugadores, no quiero susurrarles al oído

* Odio a los jugadores que miran sus estadísticas después de los partidos

* Al principio de tu carrera tienes que crear tu propio estilo, no puedes ir a ver un entrenadro y decirle "jugaré de este modo", porque tú no estás seguro de poder entrenar como ese entrenador.

* Debes ser capaz de olvidar un partido en cuanto acaba, tanto en la victoria como en la derrota

* La organización del entrenamento es importante, debes aprender esto: tengo todos mis entrenamientos en un bloc d enotas porque al final de la temporada suelo leerlos revisando los errores que he cometido.

* Nunca digo: me euivoqué porque el ayudante me sijo que cambiara aquel jugador

* Creo en el progreso de los jugadores, He visto jugadores de más de 30 años progresando física y técnicamente.

* Intenta ser tu mismo, no imites a los grandes entrenadores, intenta entrenar con tu propio estilo



Estas y otras reflexiones las puedes encontrar en Alderete y Osma (1998)


HABLE EL SABIO Y ESCUCHE EL DISCRETO
JAMAS OLVIDES TU PERPETUA FORMACION

Un café con D. Álvaro Pérez. Capítulo IV


LA BICICLETA

 Imaginemos por un momento subir el Tourmalet en bicicleta. Si, ese puerto de montaña de la ronda francesa de 23 km de longitud y que asciende a una altura máxima de 2.115 m. O para no irnos tan lejos, los Lagos de Covadonga, con 18 km de longitud y una ascensión de 1.135 m.
Ahora imaginaros que vuestra bicicleta solo tuviera un pedal, pero que igualmente hay que subir cualquiera de esos puertos de montaña. No sé si seríamos capaces de conseguirlo. Algunos no seríamos capaces de hacerlo ni con los dos pedales.
                  Esto viene al caso de lo que sería un equipo de baloncesto. Probablemente el ciclista sería el entrenador y la bicicleta, el equipo. El entrenador es el que decide en qué momento esprintar, cambiar de marcha, tomarse un respiro, ponerse de pie o pedalear sentado… si el entrenador pone mucho empuje, pero a la bicicleta le falta el manillar, mal asunto. Podemos pedalear sin frenos, pero como nos coja una cuesta abajo, mal asunto. Podemos ir con un solo pedal, pero no aguantaríamos mucho. El tema del sillín, lo dejamos para otro día…
                  Conclusión: la bicicleta entera.
                  Pero mi reflexión va un poco más allá. Cuando acabamos de usar la bicicleta, no podemos dejarla tirada en un desván llenándose de polvo y demás impurezas. Hay que limpiarla y dejarla en buen estado para su próximo uso. Incluso, yo soy de los que cuando llego a casa, le agradezco que se haya portado bien durante todo el camino y que no me haya dejado tirado en mitad de la carretera.
                  Eso debe ser un equipo de baloncesto. Una bicicleta bien engrasada. Sin que le falte ninguna pieza. Con un buen ciclista que la lleve por el camino. Pero una vez llegues a casa, no te olvides agradecerle a tu equipo lo que habéis sido capaces de hacer juntos.